Los colchones juveniles existen en la medida que los niños y adolescentes tienen un peso y unas medidas diferentes a las de la población adulta, de la misma forma que en los restaurantes existen menús infantiles porque los niños no suelen comer lo mismo que los adultos, e igual que existe la ropa para niños, moda joven y los vestidos de ceremonia, por poner algunos ejemplos.
A quienes nos preguntan con la intención de comprar un colchón juvenil, por tanto, siempre les decimos que se dejen aconsejar por las primeras marcas, pues como especialistas, los fabricantes saben poner el foco en lo que verdaderamente importa. De todo lo que se nos puede antojar someter a análisis en un colchón juvenil, sólo un factor es determinante. ¿Lo tienes claro? Vamos paso a paso.
El diseño de los colchones juveniles
Un colchón sobre un canapé o sobre un somier va a ser vestido siempre con una ropa de cama (sábanas bajeras y encimeras, colcha o edredón, etc.) y, por tanto, poco o nada nos importa el diseño estético que tenga. La apariencia exterior de un colchón se cuida más que nada por el hecho de que pueda significar algo en el comprador cuando ve un colchón en la tienda o en un catálogo, pero en términos de diseño no mismo nos daría hablar de colchones juveniles, de colchones para niños pequeños, o de colchones para personas mayores.
El precio de un colchón juvenil
Por lo general, al tratarse de medidas inferiores a las camas de matrimonio (de 135 para abajo), los colchones para jóvenes (y por jóvenes queremos decir niños, pre adolescentes y adolescentes) suelen ser más baratos que el resto. Pero es, ante todo, una cuestión de tamaño, y de esto hablaremos a continuación; en el resto de parámetros, un colchón para un niño o para un adolescente debe estar concebido con la misma seriedad y rigor que un colchón para un adulto, pues el bienestar de éstos mientras duermen, su salud postural, son tan importantes como los de cualquier otra persona.
Por eso, en un colchón para jóvenes serán tratados con la misma importancia valores como:
- La dureza del colchón.
- La transpirabilidad del colchón.
- Los tratamientos anti ácaros o anti alérgicos del colchón.
- La durabilidad del colchón.
Siguiendo con uno de los ejemplos que usábamos al comienzo, lo que queremos decir es que la calidad de un colchón juvenil no debemos menospreciarla nunca en aras de comprar un colchón más barato, de la misma forma que no vamos a infravalorar la calidad de los alimentos que les damos a los niños y a los adolescentes de la casa.
Las medidas de los colchones juveniles
Como decimos, partiendo de la elección de la marca y de la calidad que estemos buscando, lo que sí tiene sentido a la hora de hablar de colchones juveniles, es el tamaño. Si queremos ser previsores, a un niño le podemos comprar un colchón de hasta 135 pensando en su fase adolescente (cuando, seguramente, lleguen a acercarse o superar el tamaño y peso de los padres), pero lo más habitual es moverse entre los 90 y los 120 centímetros de ancho.
Viendo la altura de los adolescentes de hoy en día, eso sí, conviene apostar por los 2 metros de largo que quedarse cortos con largos de 1,90 cm. por el hecho de querer ahorrarse una cantidad irrelevante. Por tanto, nos fijaremos en los siguientes estándares:
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