¿Tienes problemas para conciliar el sueño? ¿Por las mañanas te levantas más cansado que por la noche? ¿Tienes sueño durante el día, y te cuesta rendir de forma adecuada? Todo parece indicar que no descansas bien por las noches, ¡y eso es un problema! ¿te gustaría saber cómo dormir profundamente para descansar mejor?
Una buena calidad del sueño es fundamental para que nuestro cuerpo pueda reponerse de los esfuerzos diarios y para que podamos rendir bien al día siguiente, tanto física como mentalmente. El problema es que a mucha gente le cuesta dormir bien, por culpa del insomnio o de despertares recurrentes… Si ese es tu caso, has llegado al lugar idóneo, pues aquí te daremos algunos trucos para dormir bien por las noches.
Consejos para dormir profundamente
Lo primero que queremos aclarar es que todos los consejos y trucos para dormir profundamente que te ofreceremos aquí son simples hábitos y rutinas naturales. No vamos a recomendarte pastillas para dormir u otros fármacos, pues creemos que eso sería una solución solo para casos extremos, y que solo podría recomendarte tu médico personal.
Nosotros preferimos proponerte unos sencillos pasos que puedes incorporar a tu día a día, para que luego, por las noches, puedas descansar de manera óptima. Si te interesa, no dudes en acompañarnos a través de las siguientes recomendaciones. ¡Tu salud te lo agradecerá!
- Practicar ejercicio.
Practicar ejercicio no solo mejora tu salud y tu condición física, sino que también te ayudará a dormir mejor. No es necesario que te mates a entrenar en el gimnasio… Bastará con realizar una pequeña rutina de ejercicios todos los días, a media tarde.
Al incorporar esta rutina de ejercio (cuya duración e intensidad variará en función de aspectos como tu edad y tu condición física), lograrás activar tu cuerpo y cansarlo, lo que ayudará a que por la noche tengas un sueño más profundo y un descanso reparador. - Restringir el consumo de líquidos antes de acostarte.
Una de las causas que hace que mucha gente no pueda dormir bien por las noches es que se tienen que levantar varias veces al servicio para orinar. Reducir (o incluso eliminar) la ingesta de líquidos en los momentos previos a irte a la cama, evitará que sientas necesidad de ir al baño por la noche.
Eso sí, limita la toma de líquidos únicamente durante las 2 horas antes de irte a acostar, pero bebe normalmente durante el resto del día, ya que la hidratación es fundamental para gozar de una buena salud. Incluso si sientes mucha sed en esos momentos previos a dormir, no dudes en beber un poco de agua, pues la sed también te podría despertar durante la noche. - Cenar pronto y ligero.
Las cenas copiosas hay que evitarlas a toda costa. Intenta cenar temprano (hay quien dice que lo más sano es no probar bocado a partir de las 8 de la tarde), y que tus cenas sean ligeras (ensaladas, pescados a la plancha, etc.). Con ello, dormirás mejor.
Y es que cenar mucho o cenar tarde hará que tengas digestiones pesadas por la noche, lo que te generará molestias que no te dejarán dormir. Incluso si consigues dormirte, tu propio cerebro querrá despertarte induciéndote pesadillas para que te incorpores, ya que estar tumbado dificulta la digestión. ¡Nuestro cuerpo es muy sabio, amigo! - Evitar la cafeína y otros estimulantes.
Por supuesto, la ingesta de alimentos y bebidas que puedan resultar estimulantes deben quedar prohibidos, ya que te quitarán el sueño. El café, el té y las bebidas energéticas con mucha azúcar y otros estimulantes figuran en la lista negra de cosas que no deberías tomar si te cuesta dormir por las noches. - No tomar alcohol.
Aunque todos tenemos en la cabeza la imagen de gente que se queda dormida después de beber demasiado alcohol, lo cierto es que las bebidas alcóholicas son uno de los peores enemigos del sueño. O, al menos, del sueño de calidad.
Y es que está demostrado que tomar alcohol hace que tengamos dificultades para dormir, que suframos de sueño fragmentado (esto es que nos despertemos muchas veces durante la noche) y que ese sueño no sea reparador, por lo que nos levantaremos muy cansados por la mañana. - Prescindir de pantallas y dispositivos.
Sí, esta es quizás una de las tareas más complicadas, pues todos estamos enganchados a los móviles, la televisión, las redes sociales y demás inventos similares. Sin embargo, estos son muy perjudiciales para el sueño de calidad, ya que estimulan sobremanera nuestro cerebro con luces, colores y sonidos.
Para dormir bien, es necesario alejarnos de este tipo de pantallas y distracciones al menos durante las 2 horas previas a irnos a la cama. - Usar técnicas de relajación.
Una de las mejores formas de conseguir conciliar el sueño es hacer saber a tu cuerpo que ha llegado la hora de dormir. Y eso se consigue a base de crear una rutina (normalmente, con actividades relajantes) que, con el paso del tiempo, nuestro cuerpo relacione con el sueño.
Escuchar música relajante, tomar un baño calentito, practicar yoga ligero o realizar ejercicios de respiracion abdominal son algunas de las técnicas más socorridas para este tipo de rutinas. - Utilizar la cama únicamente para dormir.
Hay quien pasa buena parte del día tumbado en la cama. Para leer, para ver la tele, para estudiar o incluso para jugar a la consola… Pero esto es un error, si lo que queremos es dormir bien por las noches, ya que nuestro cerebro no asociará la cama con dormir, sino con todas esas actividades que también realizamos en la cama.
Si dejamos la cama solo para dormir, nuestro cerebro sí que relacionará el tumbarnos en la cama con la hora de descansar y nos facilitará el sueño. - Aclimatar el dormitorio.Disfrutar del ambiente perfecto también ayuda a conciliar el sueño. Por ello, es importante que nos acostumbremos a ventilar la habitación todas las mañanas al levantarnos, ya que puede estar el ambiente cargado de toda la noche.
Igualmente importante será mantener la temperatura óptima en la habitación. Y, al contrario de lo que piensa mucha gente, no es el calor sino una temperatura ligeramente baja lo que nos ayuda a dormir mejor. - Desconectar.
La principal causa de insomnio de la población es que, al meternos en la cama, nos ponemos a darle vueltas a la cabeza, con nuestros problemas, con lo que nos ha pasado durante el día o con lo que tenemos que hacer al día siguiente. Y todo eso nos impide dormirnos.
Aprender a desconectar no es fácil, pero se puede lograr con un poco de práctica. Pensar en cosas agradables o hacer las cosas que necesitemos para el día siguiente antes de acostarnos nos ayudará a tranquilizarnos y a dormir mejor.